“Como se esperaba, Syriza ha ganado las elecciones celebradas el pasado domingo. El mandato que ha recibido del electorado es, en esencia, que renegocie los términos de su pertenencia a la eurozona y que libere a su economía de un periodo interminable de contracción mediante la reestructuración de su deuda. Aunque imagino que a raíz de este resultado se hablará mucho de una renovada amenaza al proyecto del euro, pienso que hay razones para creer que el impacto para los inversores europeos, e incluso para el crecimiento económico en toda la región, puede ser más modesto de lo que se teme.
Potencial para la reforma
Ante las serias perspectivas de su victoria, Syriza ha manifestado repetidamente su deseo de permanecer en la moneda única. Aunque esto no se encuentre garantizado, lo que puede tener potencial de atracción para otros estados miembros de la Unión será la determinación de hacer frente a los intereses creados y las medidas drásticas que se tomen contra la corrupción y la economía sumergida. Con el fin de establecer una base más sólida, la economía griega debe ampliar la base de sus ingresos fiscales. Esto solo ocurrirá si se ataja una cultura profundamente enraizada de evasión fiscal. El énfasis de los acreedores clave de la eurozona ya ha pasado de la austeridad a la reforma, y Syriza puede encontrar mayor soporte de los principales partidos europeos de lo que su “etiqueta” de radical sugeriría.
Riesgo de contagio
Esta victoria puede interpretarse como que el resto de partidos populistas de la región tendrán el mismo éxito, incrementando la amenaza a la “frágil” unión monetaria. Yo rebatiría esta afirmación: está claro que el núcleo de la agenda política de Syriza se quedará corto para las «esperanzas» de las facciones más radicales del partido. También, que los retos a los que se enfrenta la economía griega representan un desafío dentro de la región. Pero mientras el coste de endeudamiento de Grecia se ha incrementado considerablemente en el segundo semestre del año pasado, hemos visto cómo los diferenciales se han reducido en la mayor parte de las economías que se consideraban vulnerables durante la crisis de deuda soberana.
Europa en una posición más fuerte
Se puede argumentar que el riesgo de contagio se encuentra en la mente de la mayoría de los inversores y los resultados de las elecciones griegas representan la más reciente preocupación de los comentaristas europeos (aunque seguramente habrá más). Merece la pena, sin embargo, destacar que el sector financiero europeo se encuentra a día de hoy en una posición significativamente más robusta que en el pico de la crisis soberana de 2011. En los últimos años hemos visto a las mayores instituciones financieras de la región reconstruir su capital, reducir sus participaciones cruzadas y superar un riguroso test de estrés que implica que la habilidad del sector para absorber este tipo de shocks es sustancialmente mayor. Esto no quiere decir que los riesgos de cola en la eurozona se hayan evaporado totalmente, es sólo enfatizar que el grado en el cual las cuestiones de carácter local tienen la capacidad de alterar de forma material e inmediata la prima de riesgo en toda la región se ha visto claramente reducido, lo cual sugiere que de ahora en adelante las rentabilidades tienen más posibilidades de ser impulsadas por los fundamentales de lo que ha sido el caso en diversos momentos (a veces muy largos) de los últimos años”.
Paras Anand
Director de Renta Variable Europea en Fidelity