BBVA y Santander han decidido dar pasos adelante para empezar a soltar lastre que les permita sanear sus balances, en especial en el sector del ladrillo. Ambas entidades están dispuestas a vender parte de sus carteras de suelo y vivienda, aunque sea a costa de perder una parte de lo invertido hasta el momento.
Un cambio de opinión respecto a la postura que han mantenido hasta ahora, y que lleva a pensar que algo se mueve en el sector financiero ante la inminente llegada de las elecciones generales.
Probablemente porque un hipotético cambio de Gobierno podría obligarles a computar el valor real de los inmuebles, por lo que siempre resulta mucho mejor deshacerse de ellos -y reconocer algún número rojo- que sonrojarse porque la valoración realizada no se corresponde con la realidad.