-¿Qué el 60% de los auditores confíe en usted como su nuevo presidente es una presión extra o una motivación mayor?

La verdad es que las dos cosas. Conseguir una victoria con más del 60% de apoyo es una satisfacción, pero también quiere decir que hay muchas personas que apuestan por el proyecto y por lo tanto no les podemos defraudar y tendremos que trabajar con la mayor ilusión y acierto para cumplir sus expectativas.

-¿Cómo se siente siendo el nuevo presidente de los auditores de España?

Por una parte contento y por otra con un gran sentido de la responsabilidad. La auditoría vive un momento muy difícil porque existen situaciones en las que se ha cuestionado el trabajo realizado por el auditor. Y nuestra propia institución requiere una renovación en las líneas que habíamos defendido en nuestro programa electoral en cuanto a más participación, más consenso y más preocupación por los despachos más pequeños.

-¿Por qué era necesario un cambio?

Porque había que darle más participación al auditor más pequeño. Una institución de este tipo debe recoger los intereses de todos y eso lo echábamos en falta. También para cambiar el estilo de dirección. Queremos que sea menos presidencialista y que las decisiones se tomen por acuerdo.

-Va a ser la primera vez que en en la directiva no estén representadas las cuatro grandes firmas auditoras de España (Deloitte, PwC, KPMG y EY). ¿Hará falta más diálogo?

Sin duda porque esta profesión no se entiende sin el peso de las cuatro firmas más grandes. Pero estoy convencido de que si somos todos inteligentes consigamos que todos participen en el proyectos y sentirnos cómodos en esta institución

-¿Cómo va a trabajar para que la sociedad comprenda el papel de las firmas de auditoría?

Es difícil ser evaluado por la sociedad si no se sabe a lo que nos dedicamos, y es una asignatura que tenemos pendiente. Queremos explicar qué es una auditoría y qué no es una auditoría.