Cavando su propia tumba

Tenemos esto por un lado y por el otro lo que acaba de largar por su boca de lobo financiero el número 2 de Bankia: que Bruselas no deja más escapatoria que echar a la gente a patadas, aquí tiene, su dinero, puerta, gracias y hasta más ver. O sea que sí. Que menos gaitas. Que Rajoy o Coelho son solo dos petimetres, dos testaferros de esa mafia organizada que se dice Europa, y que no es más que la mano armada, enfundada en guante de seda electoral, a las órdenes de aquellos a los se la suda lo que digan las urnas.

 

Para abaratar el despido y dejarlo a la altura de palmadita en la espalda (lo siento, chaval, la crisis, ya sabes), es mejor que nos atornillen hasta la rabadilla y declarar en bancarrota la dignidad. Es decir, volver a la Grecia clásica con un 55% de esclavitud que permitía la democracia pura del 45% restante. Hasta que corra la sangre, como tantas veces en nuestro doloroso avanzar por la Historia.

No son reformas. Es un acto de violencia organizada y sistemática desde el poder. Allá ellos, que cavan su propia tumba sin saberlo.