¿Quién nos compensa a los prudentes?

Saben los lectores, si más o menos me tienen calado, que no le bailo el agua a quienes ejecutan las hipotecas. Llevan siempre las de ganar y cuentan a su favor con muchas familias, muchos estómagos agradecidos y mucho, mucho dinero como para poder contarlo en un solo día. Es decir. Que este Arquero Público de Locksley tiene a bien robar argumentos a quienes les sobran para repartirlos entre quienes les faltan.

 

Ahora bien. Existe un grupo todavía más indefenso que el de los ejecutados, y recuerden que les hablo de argumentos. El de los ciudadanos prudentes que vieron el cuento de la lechera disfrazado del de las vacas gordas. Y que, aunque pudieron, no se metieron en hipotecas salvajes embaucados por la felicidad contagiosa del España va bien. Sin perjuicio de que ahora los salvapatrias se pongan a paralizar ejecuciones para no perder votos, me pregunto: ¿quién nos compensa a los prudentes por los platos rotos del resto? Ahí les dejo la cuestión.

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