España gana en lo deportivo, pero si miramos a lo estrictamente económico, se encuentra en la tanda de penaltis. La economía española se va a contraer en el segundo trimestre del año un 0,4%. Es decir, que se profundiza todavía más la recesión, justo cuando Europa nos ha dado un balón de oxígeno con el que continuar respirando. Eso a la espera de que llegue el Banco Central Europeo el jueves, en una cita en la que según los analistas podría sacar la munición y rebajar los tipos de interés en, al menos, un cuartillo de punto.

Sin embargo no todas las soluciones a nuestros males van a llegar desde Bruselas. El Gobierno debe aprovechar el oxígeno que llega para profundizar y terminar las reformas pendientes. En especial porque nadie entendería que aumente la presión impositiva sobre los ciudadanos, y se mantenga la actual estructura de gasto público que existe en nuestro país. Es decir, que Rajoy y su Gobierno deben aplicar cirugía de precisión para recortar allí donde sea necesario, pero al mismo tiempo dar estímulos a la economía no sólo con dinero contante y sonante. Estoy pensando, por ejemplo, en la Ley de Emprendedores o en distintas rebajas impositivas que permitan un mayor desarrollo de la actividad empresarial. No olvidemos que la empresa es el principal motor de una economía, y esto últimamente parece que ha quedado algo de lado en la política del Ejecutivo.