Grecia se queda sin paga de 8,000 millones hasta que no aclare si quiere seguir en el euro. Es el castigo que papá Sarkozy y mamá Merkel han impuesto al hijo travieso de la moneda única: Yorgos Papandreu. El Primer Ministro Heleno se ha visto con el matrimonio y les ha explicado que es momento de que su pueblo hable, y que así lo hará el próximo 4 de diciembre, si nada cambia. En definitiva, otro mes más de incertidumbre en el que Europa seguirá incapaz de resolver sus problemas de deuda y empezar a pensar en la salida de la crisis.
Nervios, tensión, incapacidad y vergüenza es lo que va a presentar este jueves ante el G-20 la Unión Europea. Y mucho me temo que de nada va a servir que Sarkozy reúna al Eurogrupo horas antes de que arranque la cumbre mundial para aunar posturas porque en Europa -guste o no- cada uno sigue a lo suyo.