Momentos de intranquilidad

 

Esta sensación aumenta cuando se leen artículos como el de Paul Krugman publicado en El Pais del pasado 22 de Abril bajo el título de “El suicidio económico de Europa”. Recuerda algunos publicados antes y reitera su tesis de la inutilidad de los sacrificios sociales como consecuencia de las políticas de austeridad adoptadas. Pese a conocer la posición ideológica de Krugman, merece la pena una pequeña reflexión sobre su contenido. Según él, los suicidios de personas que se están produciendo y, al parecer, extendiendo en Europa, son consecuencia de un suicidio económico colectivo. Y sitúa a España en el epicentro de la crisis económica. Duras palabras que proceden de la consideración de una auténtica depresión y no de una simple recesión económica, que esta creando unos problemas fiscales que son consecuencia de esta depresión. No su causa. Y respecto a Europa, llega a la conclusión de que necesita políticas monetarias expansionistas en países como Alemania para contrarrestar la estricta austeridad que se está aplicando en los países periféricos. En resumen, un horizonte de desesperación por no admitir lo equivocado de las políticas aplicadas que desembocan en el abismo. Y termina con una frase lapidaria: “y el mundo pagará por ello”.

 

Hasta aquí las demoledoras tesis de Krugman, que añaden intranquilidad a las muchas dudas que tenemos. ¿Llevará razón?. Las políticas de excesiva austeridad ¿ no nos alejarán más del crecimiento económico buscado?. ¿Existe posibilidad real de crecimiento?. Y sigue la intranquilidad cuando observamos como, además de los presupuestos aprobados, se añaden más recortes como si fueran consecuencia de desfases sobrevenidos y no detectados. Puede que todo esté justificado y que exista un control de la situación pero se necesita trasmitir confianza mediante una comunicación adecuada.

 

Además, estos días flota en el ambiente como una sensación no expresada de que hechos como la posible elección en Francia de François Hollande podría contribuir a un cierto relajamiento en el cumplimiento estricto de los deberes económicos. Es decir, que políticas aparentemente contrarias, podrían ser puntualmente convenientes. Y si, como decía Merkel, Europa es política interior, también los cambios más allá de nuestras fronteras pueden alterar nuestras propias decisiones. Y nos preguntamos, ¿de qué y de quién dependemos?

 

Pero, mientras, los indicadores económicos siguen bajo mínimos y continua el pesimismo y la intranquilidad. ¿Hasta cuando?