Los Presupuestos Generales del Estado ya están en el Congreso. Allí han llegado en nuevo formato pero no por ello más complacientes. En Educación se recorta el presupuesto más de un 20%, en infraestructuras otro tanto, Ciencia se queda con un 25% menos y Vivienda con cerca de un 32% menos. Las ayudas a la Cooperación y el Desarrollo caen un 65% y las destinadas al cine se reducen a la mitad de lo que suponían el año pasado. De donde menos se saca es en Sanidad con un 6,8% menos y en empleo, algo más de un 5%. También se reducen las bonificaciones fiscales pero en donde se notarán con mas fuerza es en las relacionadas con la inversión en vivienda. También caen las de IRPF y en menor medida las del IVA. Los tijeretazos se completan con una ligerisima reduccion en al partida presupuestaria de la casa Real, que disminuye un 2% frente a un 17% de media en los ministerios. También la destinada a salarios del Gobierno. Aquí tijera no ha habido, sólo congelación. Cuentas echas jirones que los españoles pueden llegar a entender dada la herencia recibida y la situación de recesión brutal que vive España. Lo que no entienden es por qué el esfuerzo mayor recae en ellos mientras no hay un gesto por parte de los que presentan esos presupuestos. Se suben impuestos, se reducen salarios, suben facturas, se pierden puestos de trabajo… Como mínimo una reducción del 5% para la Casa del Rey o para los miembros del Gobierno, diputados y senadores habría bastado. Al fin y al cabo el Estado somos todos y a todos nos debe tocar. Un gesto para que la ciudanía entienda y apoye las medidas, las reformas y los ajustes sin que piense en hacer las maletas y acepte los trabajos que ofrece Merkel.