La calle está para ocuparla si es necesario y sobre todo, si se hace de manera pacífica. El pueblo es soberano y es el que puede castigar a los gobernantes que han elegido de manera democrática en las urnas. Quienes estuvieron y secundaban las marchas, decían que no era una manifestación de cariz ideológico, pero lo cierto es que las banderas que se ondeaban eran las comunistas o republicanas, ninguna de las que se avistaban eran banderas constitucionales. Pero que no había ideología en las «Marchas» es difícilmente creíble. De diversos puntos del país salían bloques de personas andando o en bus, bien organizados el día 22 de marzo para poder llegar a Madrid a las llamadas «Marchas por la Dignidad». Todo se desarrolló en las calles de manera razonable y de manera pacífica hasta que «los reventadores» de manifestaciones hicieron acto de presencia. La Estación de Atocha estaba llena de antidisturbios mientras que encapuchados les lanzaban objetos de lejos, gritando: ¡Os tenéis que morir!. Mobiliario urbano roto o contenedores calcinados fueron algunos de los resultados de este vandalismo.
La tarde se saldó con 24 detenidos, 4 de los cuales han salido hoy en libertad. Y con 50 policías heridos. Aun no se ha escuchado al SAT, ni a ningún otro colectivo de los que convocaron las «Marchas» condenar los ataques a las Fuerzas de Seguridad.