Cuando suceden cosas como la de ayer, con todo un secretario general de un partido como el PSOE apartando del camino a su homólogo en la Comunidad de Madrid, conviene poner la oreja no en lo que dicen los prebostes, sino la gente normal y corriente en el bar de siglo XXI: en Twitter.
En la red del pájaro azul los análisis no se prestan a doble lectura. Es la dictadura de los 140 caracteres, en la que si no comes, te comen. Y donde quién más, quién menos, todo el mundo se expresa con esa alegre sensación de impunidad que da saberse miembro de una multitud ruidosa. En Twitter hemos podido leer en el día de ayer verdades como puños, como que el primer triunfo indiscutible de Podemos ya se ha producido: el estallido de la izquierda para quedarse, por el momento, como fuerza hegemónica. Mucho optimismo me parece, pero quién sabe.
Entre algunas de las reacciones más ocurrentes, hay quien ha publicado una foto con Rubalcaba bostezando con el tweet “primeras reacciones en el partido ante la destitución”, por no hablar de las “primeras reacciones internacionales”, que incluyen a un Obama tronchado de la risa. Y una y otra vez, la maldita hemeroteca recordando que para el destituyente, la figura del destituido era la opción decidida del socialismo hasta ayer, literalmente. Puede que el gesto de soberanía de Pedro le salga bien, pero es seguro que a corto plazo el efecto electoral en Madrid va a ser devastador. Todavía más, y mira que parecía difícil.