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Pinceladas finas del CIS

Aunque sabíamos los brochazos gordos de antemano, andábamos todos con el aliento contenido para ver si era verdad que España va camino de convertirse en eso que llaman régimen bolivariano. Y con los brochazos gordos del CIS nos hemos quedado: Podemos por aquí, Podemos por allá.

A quien les habla, regodearse en lo que ya era sabido por todos, le parece que es de poco ejercicio mental. Así que con el permiso de ustedes me dio por leerme la encuesta de arriba abajo y me he encontrado con titulares menos de carnaza y al peso, pero al menos diferentes a lo esperado. Por ejemplo, la gente se divide en cuatro grupos prácticamente iguales a la pregunta de con qué frecuencia hablan de política. Lo tremendo es que dos de esos grupos digan que nunca o casi nunca, y que para un 40% la política no es nada importante, aunque luego un 80% diga que influye mucho.

Otro dato que suele pasar despaercibido es el de la definición ideológica. Que, sin embargo, tiene toda la chicha del mundo, porque la mayoría de la gente se define en primer lugar como socialista y después como progresista, pero también hay mucha querencia a lo de ser liberal, que en un país como el nuestro resulta bien difícil de creer. Pero lo mejor de todo es que el espectro ideológico en el que se sitúa a Podemos es el más a la izquierda de los partidos nacionales, y ello no impide su meteórico ascenso. Va a ser que las ideologías, efectivamente, han muerto. Manda otra cosa: el sentido común, que dicen los afectos; o el populismo, que dicen los desafectos.

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