El millón de empleos de Rajoy casi me cuesta un disgusto esta mañana. Sí, sí, así como se lo cuento, y es que el sobresalto de mi cuerpo al escuchar tan positivos augurios del Presidente -postureo de semblante implacable- me ha hecho torpezar en la cinta de correr del gimnasio. Y no por la cifra -resultado de sumar los 440.000 nuevos afiliados de 2014 más los 550.000 ó 600.000 que anunciaba para este 2015- que, supongo, vendrá auspiciada por la mística inspiración de las meigas de su Galicia natal, sino porque ésta venía acompañada de la nada. Una nada en forma de andarse por las ramas, como la de aquella rueda de prensa de final de año en la que un periodista le preguntó acerca de si en 2015 se iban a tomar medidas para la reactivación del crédito a las pymes.
Comprendo que los sacrificios que supone tener una agenda tan repleta como la del Presidente, le impide ponerse en la piel de «El Rey mendigo» y trabajar por míseros salarios que, por otra parte, son defendidos por el «comportamiento patriótico» de patronales y sindicatos. Mariano, si como mendigo supieras que hoy en día ser mileurista se ha convertido en todo un privilegio… Mariano, si como mendigo supieras que la mayoría de esos 440.000 nuevos afiliados tendrán que sacrificar el extra de las horas… Mariano, si como mendigo supieras diferenciar entre la fuerza de un «pueblo aguerrido» y la necesidad de un «pueblo con hambre»… Mariano, si como mendigo supieras que tres euros de subida del salario mínimo no dan ni para pagar el pan de una semana… Mariano, si como mendigo supieras cuántos españoles que «han entendido» la dureza de esas medidas que presumiste necesarias para la frágil recuperación de los tiempos de hoy en día han cruzado la frontera a la espera de un retorno sine die.
En definitiva, lo de la entrevista de esta mañana me suena, como todo lo que toca a partir de ahora, a anuncio electoralista. Propaganda de contratación acompañada por esa rebaja de impuestos que se salvaguarda de ser promesa bajo un recurrente «en cuanto pueda»…
Quizá esto de ser peón en las lides de la macroeconomía y alfil en la batalla de la economía doméstica, la real, me hace sospechar, por otra parte, que Obama debió vestir el traje de mendigo antes de anunciar esta mañana una subida de impuestos a las rentas más altas que permitirá rebajar los de las clases medias. Ejemplo que, viendo lo visto y tres torpezones más tarde, me lleva, Sr. Presidente a tomarme la licencia de decirle: Mariano, saca un hueco y ponte el traje de mendigo.