Royal Dutch Shell se anotó pérdidas de 17.666 millones de dólares (15.056 millones de euros) en los nueve primeros meses de 2020, frente al beneficio neto atribuible de 14.878 millones de dólares (12.680 millones de euros) del mismo periodo de 2019, después de asumir en el segundo trimestre un impacto adverso multimillonario por amortizaciones de activos.

En los nueve primeros meses del año, el resultado atribuible de Shell a costes corrientes de suministro arrojó pérdidas de 15.443 millones de dólares (13.161 millones de euros) en contraste con los beneficios de 14.399 millones de dólares (12.272 millones de euros) registrado entre enero y septiembre de 2019.

Por su parte, los ingresos totales de la petrolera entre enero y septiembre de 2020 sumaron 138.167 millones de dólares (117.757 millones de euros), un 48,3% menos que en los nueve primeros meses de 2019, incluyendo un retroceso del 50% de los ingresos en el tercer trimestre, hasta 44.717 millones de dólares (38.111 millones de euros).

No obstante, entre los meses de julio y septiembre, la petrolera anglo holandesa logró un resultado positivo de 489 millones de dólares (417 millones de euros), cifra que supone una caída del 91,7% en comparación con el beneficio neto atribuible contabilizado por Shell en el tercer trimestre de 2019.

Entre julio y septiembre, el resultado atribuible de Shell a costes corrientes de suministro fue de 177 millones de dólares (151 millones de euros), un 97% por debajo del contabilizado en el tercer trimestre de 2019.

«El consejo ha revisado el desempeño reciente de Shell y sus planes para impulsar sus negocios en el futuro, y estamos seguros de que Shell puede hacer crecer de manera sostenible su retribución para los accionistas e invertir para crecer», indicó el presidente del consejo de administración de la petrolera, Chad Holliday.

Como resultado, la junta directiva de la compañía ha decidido aumentar el dividendo por acción a 16,65 centavos de dólar para el tercer trimestre de 2020.