Ya es hora de que vayan sabiendo que este Arquero Público no es de derechas ni de izquierdas, como no lo era el arquero Robin Hood, que era arquero por las flechas y también por repartir lo de los ricos entre los pobres. Arquero de arca y arquero de arca. Robin Hood estaba con los necesitados.
Y hay veces en que los necesitados son precisamente los que casi siempre pasan por prepotentes. Por ejemplo, los encargados de ese supermercado vizcaíno que han visto cómo el Supremo les ha tumbado el despido de una empleada a la que las cámaras de seguridad pillaron omitiendo algunos artículos en el escáner de caja, para no cobrárselos a un cliente. Dice el Supremo que no vale con avisar de que hay cámaras, sino que si van a ser utilizadas contra los empleados, se debe avisar de ello. Vamos, que lo del in fraganti no vale, salvo que seas poli.
Es en casos así en los que entiendes que las grandes patronales aprovechen para soñar siempre con la erótica del despido “por la jeta” y sin pasar por caja. No es que les guste machacar al personal, es que no tienen manera de probar ante la justicia si un empleado merece el despido disciplinario. Ahora bien, los del supermercado bien podrían haber sacado tajada en este caso, pactando con la empleada un acuerdo por el que la empresa se colgara la medalla de la sensibilización con la población más necesitada. La de Robin Hood, precisamente, aunque a decir verdad no me veo al de Locksley sisando en supermercados de barrio.