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Toyota reduce sus planes de producción mundial de eléctricos

El mayor fabricante de vehículos del mundo Toyota ha reducido en un tercio sus planes de producción mundial de coches eléctricos para 2026, conviertiéndose en la última compañía del sector en dar marcha atrás en sus planes de transformación de la flota a medida que disminuye el interés de los clientes por este tipo de vehículos.

Tal y como asegura el diario japonés ‘Nikkei’ este viernes, el objetivo del grupo pasa ahora por fabricar un millón de vehículos eléctricos durante los próximos dos años, 500.000 menos de los contemplados en las anteriores proyecciones de la nipona.

No obstante, incrementar las ventas de la manera en la que pretende hacerlo Toyota ya es significativo, ya que en el último año el grupo apenas fue capaz de vender unos 104.000 coches eléctricos, esto es, un 1% del total de las ventas globales de la firma automovilística.

MARCHA ATRÁS EN EL SECTOR

La decisión de Toyota se une a la tendencia del resto de fabricantes que han retrasado sus planes de electrificación durante los últimos meses. Esta misma semana la sueca Volvo anunciaba su decisión de abandonar su objetivo de vender solo automóviles totalmente eléctricos para el final de la década, marcando como nueva meta que entre el 90% y el 100% de su volumen de ventas globales para 2030 consista en vehículos electrificados, es decir, una combinación de modelos totalmente eléctricos (BEV) e híbridos enchufables (PHEV).

En Europa, Porsche, admitió en julio que no podrá cumplir su objetivo de vender un 80% de coches eléctricos en 2030 y ahora asegura que lo hará «a lo largo de la década», pero sin detallar cuándo.

Al tiempo, Stellantis disminuyó en Italia la producción de vehículos eléctricos en un 36% en el primer semestre del año, y en mayo Mercedes-Benz alejó una vez más de sus ambiciosos objetivos en materia de electrificación de sus vehículos programada para 2030 ante el debilitamiento del negocio.

En Estados Unidos grandes fabricantes de la talla de Ford o General Motors han retrasado, o directamente cancelado, el desarrollo de nuevos modelos eléctricos, a la espera de poder escalar la producción y abaratar los planes de adaptación de las fábricas y producción de coches durante los próximos años.

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