Yo sé que ahora no se acuerdan, y es normal porque la memoria es selectiva: guarda los vaticinios acertados y elimina los pronósticos fallidos. Pero eso no quita para que pasara como se lo cuento: era el año 2006 y absolutamente todo el mundo vivía la fiesta del dinero fácil.
Entonces, quienes creían disfrutar de un puesto de trabajo seguro, asunto este que ya pasó a la historia, nos decían a quienes no picamos en el anzuelo de comprar una vivienda, que no fuéramos tontos, que la ocasión la pintaban calva, que era un valor seguro y que nunca bajaría. Ha subido un 137%, les respondíamos los cuatro raros que vivíamos de alquiler, y su ajuste mínimo será de un 40% en los próximos años, cinco desde que pinche la burbuja. La burbuja empezó a pinchar en 2007 y reventó en 2009. Los raros teníamos razón, y el resto del mundo no. Aunque ahora nadie se acuerde.
No lo digo yo, que son datos de la consultora Tinsa: los precios han caído desde diciembre de 2007 un 40%. Y de igual forma que entonces se ralentizaba la subida de los precios y se podía prever el batacazo, les digo yo hoy que la bajada también se ralentiza ya, pero esta vez, a diferencia de la anterior, no habrá un ciclo alcista propiciado por el ladrillo. Eso, como los puestos de trabajo seguros, también es ya pasado, enterrado para siempre. Eso sí, la próxima vez que les pueda la fiebre del dinero fácil, que nos consulten a los que vivimos de alquiler. Por si acaso. Lo mismo acertamos.