Rusia ha cerrado las puertas del país a los productos de alimentación de la Unión Europea, primero fueron los productos porcinos, ahora son la carne de vacuno, el pescado, los lácteos y los alimentos para animales. De momento, Bruselas ya ha presentado una denuncia ante la Organización Mundial del Comercio, aunque sin mucho resultado.
Parece ser que el conflicto comenzó en 2013, cuando las autoridades rusas acusaron a las empresas exportadoras de carne de cerdo de no respetar las normas de control de Rusia. A partir de ahí, se han ido levantando más y más vetos, hasta cerrar las puertas. Un problema que se ha agudizado, más si cabe, con la crisis de Ucrania donde la UE está bien posicionada de parte de la soberanía del gobierno actual en el país.