Croacia es, desde este lunes 1 de julio, el socio número 28 de la Unión Europea.  En la céntrica plaza de Ban Jelacic de Zagreb, miles de personas han seguido en un ambiente festivo la ceremonia que ha marcado la entrada del primer país en la UE desde el inicio de la crisis que sacude la eurozona en 2008, y poco más de 20 años después de la independencia de Croacia de la antigua Yugoslavia.

La ocasión ha estado presidida por los mandatarios croatas y por la cúpula europea, encabezada por Herman van Rompuy como presidente del Consejo Europeo, y el líder de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

Croacia es un país que tras vivir años de guerra intenta recuperar una economía dañada. Y tiene tarea por delante si tenemos en cuenta que su renta per capita es un 40% inferior a la de la media de los socios comunitarios, que el desempleo ronda el 20% y que lleva en recesión desde el año 2009. 

Unos malos datos económicos que han hecho crecer internamente las dudas sobre las ventajas de su ingreso en una Unión que no atraviesa su mejor momento. Así, de momento Croacia no va a entrar en la moneda única, aunque es posible que con el tiempo se lo puedan plantear.