“Esto pasa hasta en las mejores familias…”

“Tenía ganas de contar algo y sobre todo algo que me divirtiese”, asegura Natalia Hernández. La obra está escrita a partir de recuerdos, historias de su alrededor y anécdotas que la directora decidió contar en un núcleo familiar al considerarlo el mejor escenario.

Un humor absurdo que termina siendo muy real porque al final son situaciones que le pasan a todo el mundo. Los personajes tiene un punto surrealista pero sin alejarse del ciudadano de a pie por lo que se empatiza con facilidad. Por ejemplo María, encarnado por Camila Viyuela, la hija mediana que se encuentra un teclado por la calle y de repente, decide ser cantante. Es entusiasta como la mayoría de los jóvenes y no sabe muy bien qué hacer con su vida teniendo en cuenta cómo se van sucediendo los acontecimientos. En su caso el mensaje es positivo, lucha por lo que quiere y lo consigue.

Otro reflejo de la vida cotidiana es el hermano mayor, un treinta añero interpretado por Jorge Basanta que ni trabaja ni estudia, que sigue viviendo con sus padres y que no tiene ninguna expectativa de futuro.

Qué hacen, qué pasa por sus cabezas, cómo reacción y sobre todo qué hacen los padres para que sus tres hijos sean felices. La autora dice haberse basado en las series americanas que veía como Los problemas crecen, “Es una familia muy happy porque los padres pretenden que todo parezca muy feliz cuando no es así” asegura Natalia Hernández.

Graves problemas económicos fruto de la situación actual son los que atraviesan los padres Rincón, algo de lo que no quieren que el resto de la familia se dé cuenta. Sin embargo la función te deja con muy buen sabor de boca, esperanza y ganas de buscar siempre algo que nos llene, es lo que de forma amena trata de trasmitir De buena familia.