No hay que olvidar a las personas

Estamos inmersos en plena crisis económica, y parece que nos estamos olvidando del capital más importante que tenemos: las personas. En pleno temporal  hemos conocido que España ha alcanzado el mayor índice de miseria de la Unión Europea, por encima de Grecia, Letonia y Portugal. Pero es que dentro de nuestro país se observan durísimas diferencias entre el norte y el sur, especialmente con Andalucía, Extremadura y Canaria, y que responden al deterioro de las condiciones del mercado de trabajo.

Estamos, por lo tanto, en un país que lidera la pobreza extrema y que se sigue considerando rico, y que mira con cierta sorna algunos datos llamativos. Por ejemplo, el que en los colegios de Cataluña empiezan a poner neveras para que el año que viene los niños lleven el Tupper de casa. ¿Es la comida de mamá mejor que la del cole? Por supuesto, pero no es el caso. Se debe a que los padres no pueden pagar el comedor. Y a esto podemos sumarle la denuncia de la Confederación de Padres y alumnos hace unas semanas, cuando contaban que muchos niños aseguran que la única comida fuerte del día que  hacen es, precisamente, la que toman en el colegio. Eso por no hablar de que muchos no pueden ni llevar el material escolar.

Con más de un millón y medio de familias en el paro, aumentos de impuestos, recortes de prestaciones y un mercado laboral literalmente parado, no son de extrañar ninguno de estos datos. Conviene recordarlos de vez en cuando, para que nos demos cuenta de cuál es la realidad del país en el que vivimos. Un país en el que la Administración Pública se sigue creyendo rica. Un país en el que muchos todavía no se han dado cuenta de que hay que ajustarse el cinturón. El problema es que, para que ellos se lo ajusten, muchos otros ya prescinden del cinturón y empiezan a recortar en lo más básico: la comida. NO olvidemos, señores, que es importante salir de la crisis, pero no podemos dejarnos en el camino a lo más importante: a las personas.