Recuperando las letras de cambio

A buenas alturas se plantean este problema, básico para todo aquel que tenga una mínima experiencia en cualquier actividad empresarial no subvencionada.
Ya he manifestado por escrito y de palabra mi escepticismo respecto al tan cacareado Plan de Negocios del Banco Malo, con sus maravillosas previsiones de resultados, por lo que manifiestan de desconocimiento o de cinismo respecto a la realidad inmobiliaria concreta que vive nuestro país.

Finalmente el Ministro De Guindos conseguirá que entren como accionistas la mayoría de los grandes bancos españoles, las aseguradoras, las compañías eléctricas y, si me apuran, hasta la Cruz Roja española; cuenta para ello con el mejor de los argumentos persuasorios, mejor que el mas realista de los planes de negocios: el BOE, y con este instrumento la capacidad de generar beneficios o perjuicios a todas estas instituciones.

La idea de obligar a las entidades intervenidas a financiar la venta de sus antiguos activos, ahora traspasados al Banco Malo DeGuindos, no parece la mejor solución, sobretodo porque alguno podría llegar a pensar ¿para que se elaborado toda esta movida de un banco malo, si finalmente el riesgo sigue dentro de la entidad originaria de los inmuebles?, e incluso podría llegar a sugerir la idea – ya se sabe lo malpensados que somos los españoles – de que todo está siendo un montaje para colocar amiguetes.

La idea de que las entidades no intervenidas, y solventes, a las que ya se ha presionado para que participen como accionistas, financien las posibles ventas de la SAREB, beneficiando a un competidor directo, en perjuicio de las necesidades de liquidación de sus propios inmuebles, no parece muy viable. Si, no lo discuto, seguro que firmarían todo tipo de acuerdos marco, pero veo difícil que los futuros beneficiarios de los créditos logren superar los requerimientos mínimos de la política de riesgos de dichas entidades.

Entonces ¿qué es lo que podemos hacer?, se estarán preguntando los responsables de la SAREB, los del FROB, los de Bruselas y los del Gobierno españoles, dado que todos ellos juntos probablemente no reúnan un nivel de experiencia, en gestión comercial, superior a la de un vendedor/a ambulante de chuches.

Pues si ya habéis conseguido el dinero para adquirir los activos de marras y la devolución de los préstamos se aplaza de día en día, haced que financie el propio Banco Malo.
¡Es que este Banco Malo, no es Banco!, me parece estar escuchándoles, ¡pues ya lo sé criaturas, malo lo es como el solo – que diría mi abuela – y poco más! Pero existen unos instrumentos para este tipo de financiación que se llaman Letras de Cambio, algo que muy probablemente ninguno de estos protagonistas haya visto jamás, pero que los que teníamos padres que trabajaron duro para sacar al país adelante, dominamos a la perfección, ya que el pisito que compraron supuso la firma de no menos de 100 letras de este tipo; gracias a lo cual pudieron acceder a él, y un síndrome de angustia de primeros de mes, que tenía una duración aproximada de quince años, y que coincidía con las fechas en las que había que hacer frente a los sucesivos vencimientos.

Con su política nos están llevando ustedes a los años sesenta, pues aprovechen la experiencia de esa época, financien con Letras de Cambio. En otro articulito, quizás les muestre como podrían descontarlas ustedes; y lo mismo descubren, sin proponérselo, un instrumento que ayude a la recuperación del resto de los agentes del sector inmobiliario.