La deuda española afronta hoy la que puede ser la subasta más cara de la historia. Emisión de bonos y obligaciones a 10 años, con la que espera captar hasta 4.000 millones de euros. Y lo hace cuando el tipo de interés roza el 6,5 %, con la prima de riesgo en el entorno de los 460 puntos básicos y subiendo. Unos credenciales nada halagüeños que, sin embargo, parecen no preocupar a la ministra de Economía. Lo ha dicho en declaraciones a la COPE, donde ha señalado que las aguas volverán a su cauce en cuanto los mercados internacionales se relajen. Pero también ha hablado sobre la responsabilidad de la crisis. Asegura que es "responsabilidad del Gobierno adoptar las medidas necesarias ante una coyuntura internacional, pero no la culpabilidad de que no hayan funcionado".
Tiene razón la Vicepresidenta cuando dice que es una coyuntura internacional, pero la culpabilidad de que no se hayan aplicado las reformas necesarias, o de que hayan llegado tarde, sí son del Gobierno al que ella pertenece. Por tanto, debería dejar la Vicepresidenta de mirar a un lado y reconocer, de una vez por todas, que la situación le ha superado.
