-¿Qué pálpito tiene para mañana?
Sólo uno. Va a ser sí o sí. Las olimpiadas son nuestras y sino habría que seguir intentándolo. Ser ciudad olímpica es el mejor anuncio que podemos tener.
-Una vez conseguido, ¿qué repercusión puede tener la organización de los Juegos en el comercio?
Lo primero es que es la única ilusión colectiva que tenemos. Estoy seguro de que va a ser un negocio y que vamos a tener otro estado de ánimo desde el domingo. Va a ser un negocio hasta que llegue 2020, durante las Olimpiadas y también después.
-Es decir, ¿desde el lunes podemos ver ese cambio en el ánimo a la hora de consumir?
Seguro. Es lo que necesitamos ahora. Hay pocas oportunidades comprables a ser ciudad olímpica.
– Barcelona pasó de 800.000 turistas en 1991 a 3,5 millones en 1993. ¿Ese turismo de compras es también importante?
El mundo nos da una oportunidad mañana y hay ciudades que no han sabido aprovecharla, aunque no es el caso de Barcelona o Londres. Barcelona dio un salto de 25 años hacia adelante, Londres estaba a reventar este verano. Ser ciudad olímpica es sumar un 1% más al PIB y crear puestos de trabajo que luego se convierten en fijos. Lo que necesitamos es convertir esta oportunidad que nos dan en empleo.
-¿Qué va a venir mejor a la economía madrileña y a los comerciantes? ¿Los Juegos Olímpicos o Eurovegas?
Son dos proyectos que no tienen nada que ver. Ahora toca centrarnos en las Olimpiadas. Si se consiguen, vendrá Eurovegas detrás. Son dos proyectos muy distintos pero igual de beneficiosos para una ciudad y un país con más de 5 millones de desempleados. Un sólo puesto de trabajo merece la pena.
