Hay días en los que buscar la inspiración para esta columna diaria resulta extremadamente arduo. No por falta de temas, que siempre hay, sino porque en el mejor de los casos suenan a historias que ya hemos vivido. Como el frenesí de los robots que operan en Bolsa contra la prima de riesgo española, y que técnicamente reciben el nombre de “sesión de volatilidad”. O la enésima llamada a la calma de un miembro del Gobierno, del tipo “no habrá corralito porque es técnicamente imposible”, que tanto nos recuerdan a los años felices en los que un gobernante llamado Zapatero nos decía que jugábamos en la Champions League de la Economía.

Y en esto que me doy de bruces con un vídeo que recrea en poco más de tres minutos la evolución de Europa desde remotísimos tiempos. En ese momento, quien esto escribe cae en la cuenta de las menudas, por muchas y por diminutas, alforjas geográficas y guerreras por las que nos hemos despeñado durante milenios. Y toma buena nota, y les invito a ustedes a hacer lo propio, de que si nuestros gobernantes no aplican de una vez el sentido común, tendremos que hacerlo nosotros, para no embarcarnos en otra más de los muchos derramamientos de sangre que nos han traído hasta aquí.