Cuanta más liquidez, más se agrava el agujero de la deuda

Y los Estados siguen endeudándose sin parar por la incapacidad de sus gobiernos de reducir los gastos, incrementando la presión fiscal y asfixiando aún más a la economía real. Miles de empresas han cerrado desde el comienzo de la crisis sólo en España; una presión fiscal inasumible por miles de PYMES y autónomos que no les queda otra que recurrir a la economía sumergida o cerrar definitivamente. Muchos ya intentan suerte en otros países.

El modelo económico occidental, para bien o para mal, está basado en la suposición de que el crecimiento económico indefinido es posible. De esta manera, no importa que los Estados se endeuden porque el crecimiento hará que los impuestos crezcan y se cubra ese exceso de gasto, se crearán puestos de trabajo adicionales que genera nuevo consumo e impuestos, más beneficios empresariales que incrementan las inversiones y así en una espiral de optimismo, supuestamente sin fin.
El problema surge cuando esa espiral de repente se para y comienza el ciclo contrario. Los gobiernos intentan frenar el proceso con políticas contracíclicas, con la esperanza de tener éxito. Si lo consiguen, se puede recuperar el dinero gastado, con otro nuevo ciclo ascendente, y así sucesivamente para siempre.

Cuando esas políticas contracíclicas demuestran, no sólo que no han sido capaces de frenar la espiral descendente, sino que han hecho un agujero en la economía real de tal magnitud que han conseguido la destrucción de una buena parte del tejido productivo y la pérdida total de interés para nuevas inversiones. El mundo es grande y grandes son las oportunidades. El dinero en un mundo casi sin fronteras va donde se encuentran las mejores oportunidades. Como es lógico, y como haría cualquiera.

Efectivamente, la facilidad de liquidez con la que ha bañado a las economías nuestro BCE no ha ido a parar a la economía real, a las empresas y a los particulares que necesitan financiación para sus inversiones o su consumo, ha ido a parar a los gobiernos que gastan ese dinero en infraestructuras costosas y de baja productividad, además de añadir nuevos gastos corrientes que serán pagados con nuevos impuestos. No ha ido a parar a construir Apples o Mitsubishis, sino a la construcción de ciudades fantasma y a aeropuertos sin operaciones. Decisiones tomadas por gobiernos incompetentes.

A mayor liquidez, mayor compra de deuda pública por parte de la banca, y mayor capacidad de nuestros gobiernos para seguir gastando de forma improductiva. Se aplazan los ajustes necesarios para nuestra economía y seguimos con una tasa de desempleo extravagante.

La receta, no por mucho repetirla deja de tener plena vigencia: “Podemos salir de la crisis desapalancándonos. Pero será desde la financiación privada, atrayendo capital, dejando a las PYMES crecer, cortando gasto político y reconstruyendo la clase media aumentando su renta disponible. Reduciendo el peso del Estado sin hundir servicios esenciales, que permite bajar impuestos y reactivar el consumo”.

Mientras el gobierno de Rajoy negocia con la Unión Europea el aplazamiento de los ajustes. En fin.

Manuel Caraballo Callero
Economista