Prudencia y algarabía

Alegría en las bolsas, que suben por el efecto Japón y los rumores de que el Banco Central puede rebajar los tipos de interés. Baja la prima de riesgo y mejora la financiación de empresas y del Tesoro español. Así que cualquiera diría que la fiesta ha empezado. Sin embargo, cuando uno tiene estas visiones quijotescas, siempre está su Sancho Panza particular que le devuelve a la cruda realidad y le recuerda que las cosas no son del todo como las ve y que es necesario recortar para ajustar las cuentas.

Mariano Rajoy empieza a abonar el terreno de cara a las medidas que adoptarán el viernes, y recupera además ese viejo discurso de Gallardón de que a veces el gobernar es infligir dolor a los gobernados. No quiere el Presidente subir impuestos, pero todo queda supeditado a la senda de reducción del déficit. Y eso que el Banco de España ya ha dicho que parece que en el primer trimestre la senda de la contracción económica se ha suavizado respecto al último de 2012. Rajoy como siempre es persona reflexiva, que lleva sus tiempos, que no suele dar puntada sin hilo cuando habla. Pero parece que ha adoptado el papel de poli malo frente al del Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que ha pasado de ser el sheriff de las finanzas al general que intenta levantar la moral de su tropa.

Doble mensaje desde el Gobierno. Prudencia y algarabía ante la recuperación. Y todo en un mismo día mientras se estudia el nuevo cuadro macroeconómico que estará más cerca del 1,5% del FMI y la Comisión, que de ese 0,5% que han hecho que los presupuestos en el mes de abril sirvan para calzar la mesa que se ha quedado coja en algún despacho del ministerio.