El Senado ha rechazado el plan presupuestario aprobado por la Cámara Baja, con el que se habría evitado ese cierre temporal. Por 228 votos a favor y 201 en contra, los republicanos han completado su tercer intento de atacar la reforma sanitaria, con un plan sin apenas opciones de convertirse en ley. Por ello, a la Casa Blanca no le ha quedado más opción que comenzar a ejecutar los planes para la paralización de la administración pública.
Un cierre del Gobierno que obliga a mandar a casa a 800.000 funcionarios durante el tiempo que dure la escasez de fondos y que podría costar más de 1.000 millones de dólares a las arcas públicas. "Por desgracia, el Congreso no ha cumplido con su responsabilidad. No ha sido capaz de aprobar un presupuesto y como resultado, gran parte de nuestro Gobierno debe cerrar ahora hasta que el Congreso vuelva a financiarlo", ha lamentado el presidente norteamericano Barack Obama.